Isabel Ochoa lleva una vida viviendo en Nueva Orleans, donde es propietaria de La Macarena, un restaurante salvadoreño de gran categoría. "El 90% de los que vienen son estadounidenses. Les encantan las pupusas", dice Doña Isabel, que llegó en 1976 para instalarse en esta ciudad. "Allá trabajé en la Dirección General de Tesorería y en el Ministerio Justicia, hasta que decidimos venir aquí", contó. Oriunda de San Jacinto, reconoce que el peor momento fue cuando el huracán Katrina azotó la ciudad. "Cuando nos evacuaron me fui a Houston, pero menos de dos meses después ya habíamos abierto las puertas otra vez. Fuimos el primer lugar de la zona en estar otra vez trabajando", reconoció. Dice que ama El Salvador, viaja seguido para allí y no permite que sus hijos hablen en su casa otro idioma que no sea el español. "En inglés lo hablan en la escuela y con sus amigos", dijo.




El carro de la Travesía Speed circula por las calles del Barrio Francés, el más famoso y pintoresco de la ciudad.